miércoles, 5 de agosto de 2009

OPCIONES ALIMENTICIAS SALUDABLES, RICAS Y VARIADAS PARA LA LONCHERA DE LOS NIÑOS

Después de unas largas vacaciones, vuelven las rutinas de estudio, trabajo y, particularmente, de alimentación balanceada y en horarios adecuados.
El regreso a clases implica no solo la compra de uniformes y útiles escolares; qué empacar en las loncheras es otro tema que se debe organizar con tiempo, pues estas son parte fundamental de la alimentación diaria de los niños durante el estudio.
“La lonchera constituye entre el 15 y el 30 por ciento de las calorías que los pequeños consumen en el día e influye en el estado nutricional del infante y en sus hábitos alimentarios. De allí que su valor nutritivo deba ser óptimo”, dice la nutricionista Clara Rojas Montenegro.
Adicionalmente, nunca debe obviarse el desayuno. Antes de que el pequeño salga de casa para el jardín o el colegio –dice la especialista– es imprescindible ofrecerle al menos una bebida láctea acompañada de una fruta o un cereal con leche. En este caso, se aprovecha la lonchera para complementar los nutrientes que dejó de recibir en ese momento.Es clave incluir en la lonchera un alimento energético (como pan, tortas y cereales que ayudan a recuperar la energía que el niño gasta en otras actividades), uno constructor (carnes, lácteos, que garantizan el crecimiento) y uno regulador (frutas y verduras, que aportan vitaminas y minerales).
No hay que olvidar algo importante: de la variedad de alimentos, la frescura y la conservación de los nutrientes dependerá el consumo de la lonchera con agrado y disposición por parte de los niños. Consejos para su preparación.
Opciones
1. Tres alimentos claves. Incluir una bebida láctea –leche o yogur o queso–, una fruta entera y un carbohidrato, como galletas, ponqués o cereales (todos los que tengan trigo, avena, centeno o cebada). No enviar huevo.2. Variedad y practicidad. Ofrecer alimentos de diferentes formas y colores (melón en forma de bolitas). Deben abrirse y manipularse con facilidad, no derramarse ni desbaratarse, afirma la nutricionista Claudia Cortés. 3. Es importante lavar muy bien las loncheras, cuyo material debe ser liviano, impermeable, fácil de asear y resistente. Termos, tapas y pitillos deben lavarse y desinfectarse para no contaminar las comidas.4. Los recipientes deben conservar el calor o el frío, dependiendo del alimento que se guarde. Deben utilizarse alimentos frescos y, al momento de manipularlos, lavarse muy bien las manos.5. Adiós a calorías vacías. No enviar jugos de fruta (esta es mejor entera).Los fritos en paquete no aportan nutrientes y quitan el apetito. Evitar las gaseosas.
6. Es clave involucrar al infante en la preparación de la lonchera. Sin embargo, los alimentos no deben estar regidos solo por sus gustos.7. Productos duraderos. Adquirir productos ultrapasteurizados y empacados al vacío, que se conservan mejor y tienen menos riesgo de deteriorarse.
8. Enviar fruta picada y, ojalá, aquella que no se oxide. Las manzanas, peras y duraznos, por ejemplo, se negrean y es mejor enviarlas enteras.

Por Andrea Linares
Redactora ABC del bebé

CUANDO EL COMEDOR SE CONVIERTE EN CENTRO DE BATALLA

Cuando los niños llegan a la etapa en la que ya no necesitan tantos alimentos como antes, los padres se preocupan porque creen que sus niños están desnutridos. Consejos para enfrentar la situación.
Al llegar al segundo año de vida, el nivel de crecimiento de los niños desciende y ya no necesitan la misma cantidad de alimentos que consumían antes. Sin embargo, los padres quieren que coman aún más, y así llega la eterna pelea para que los platos queden vacíos.
Como ‘melindrosos’ se les conoce a los pequeños que son renuentes a comer. Es frecuente ver la escena en casa de una madre o un padre rogándole para que reciba el arroz y las verduras, mientras el niño patalea porque no quiere recibirlos.
La razón es sencilla: no tienen hambre, pero los adultos quieren que coman a toda costa. Por eso, la tarea de los padres no está en obligar, sino en buscar las estrategias para garantizar una alimentación adecuada para los infantes. Diversos estudios científicos han demostrado una relación estrecha entre la buena nutrición y el potencial intelectual que se desarrolla en los primeros 4 años de vida.
Lo dicen los expertos En días pasados, 50 pediatras de 13 países latinoamericanos se reunieron para exponer sus ideas en torno a los más recientes estudios de nutrición infantil y establecer consensos para orientar a los padres y médicos en el tema.
La conclusión principal del encuentro es que definitivamente existe una estrecha relación entre una buena alimentación y el desarrollo físico e intelectual de los niños; por el contrario, las deficiencias nutricionales afectarán su crecimiento hasta la adolescencia.
El pediatra William McLean, profesor de la Universidad Estatal de Ohio, presente en este encuentro realizado en Estados Unidos, comparte con los padres de ABC del bebé la guía establecida por el grupo de médicos, para la mejor alimentación de sus hijos.
Después de los 2 años, entre el 30 y el 45 por ciento de los niños se vuelven melindrosos; es decir, que los padres siempre van a rogarles para que coman, porque su alimentación nunca va a cumplir las expectativas.
El doctor McLean sugiere a los padres tomarlo con calma, porque estos pequeños son, en su gran mayoría, normales: no existe ningún problema en su alimentación y, por supuesto, tampoco en su peso o talla.
Las largas jornadas de los adultos intentando ofrecerles una cucharada de comida no es lo más apropiado y resulta ser más contraproducente, que benéfico, porque los niños se sentirán con el poder de manipular a través de los alimentos.
Aunque muchas mamás prefieren que el niño coma alguna golosina, antes de que se quede con hambre, es preferible que esas pequeñas comidas sean más saludables, como frutas, queso o yogur. No existe contraindicación para que el pequeño no ingiera comidas dulces con el estómago vacío, pero es mejor evitarlo para establecer rutinas de alimentación sanas.
El padre puede verificar si lo que el niño come es suficiente cuando el pediatra lo mida y lo pese durante el examen médico rutinario. Estas medidas deben incluirse en una curva de crecimiento. Si el resultado es satisfactorio y su hijo alcanza los niveles esperados para su desarrollo, quiere decir que ha estado comiendo lo suficiente. “Algunos niños también podrían beneficiarse con el uso de un suplemento nutricional completo y especialmente diseñado para ellos.
Para los niños que no están creciendo de manera adecuada, esto ayudará a incrementar los nutrientes necesarios para alcanzar un crecimiento apropiado para su edad. En los casos en que el crecimiento ha sido aceptable pero existe una tensión y estrés importante en la familia en torno a las comidas, este suplemento puede servir como un “seguro nutricional”, explica McLean.
Si el pequeño tiene una buena alimentación durante los primeros seis años de vida, tendrá una adecuada respuesta inmunológica que lo blindará contra infecciones. La paciencia y la creatividad son las herramientas para enfrentar esta etapa que preocupa a todos los padres.
Razones para preocuparse Aunque la mayoría de los niños renuentes a comer no presentan problemas de salud, los padres sí deben estar atentos ante 4 situaciones que se pueden presentar: Cuando la mala alimentación puede estar relacionada con una enfermedad subyacente.
Cuando existe un impacto en el índice de crecimiento del niño. Cuando la mala alimentación puede tener consecuencias en el desarrollo normal del niño. Cuando existe una gran ansiedad y estrés durante las comidas que impiden disfrutar estos momentos en familia.
Cómo controlar a los niños melindrosos
Es importante que los padres elijan los alimentos que deben comer sus hijos, pero que los dejen decidir las cantidades que ellos ingieren. Las reglas de oro para la hora de comer son las siguientes:
Evitar las distracciones durante las comidas. (Nada de juguetes o televisión).
Mantener una actitud neutral si el niño come o no. (No rogar)
Limitar la duración de la comida entre 25 a 30 minutos como máximo.
Utilizar comidas apropiadas para la edad y promover una introducción sistemática de alimentos nuevos. (Estudios han demostrado que el niño debe probar un alimento entre 8 y 10 veces antes de desarrollar un sabor por el mismo.)
Estimular la alimentación independiente. El niño debe aprender a comer en la mesa, tomar los cubiertos cuando tenga la edad y escoger las porciones deseadas.
VEA MÁS: En diario HOY el 21 de noviembre las cinco preguntas más frecuentes que los padres les formulan a los pediatras en el tema de nutrición.

Juliana Rojas H.

LA APARENTE INAPETENCIA DE LOS NIÑOS ES EL MOTIVO DE CONSULTA MÁS FRECUENTE DE LOS PADRES

Se estima que entre el 20 y 30 por ciento de las visitas que se hacen anualmente a un pediatra tienen que ver con este aparente desgano a la hora de comer.
Este hecho produce angustia a los padres, no solo por la salud de sus hijos sino por que socialmente son expuestos a permanentes críticas por parte de sus parientes y allegados.

Cansados de recurrir a todo tipo de estrategias para hacerlos comer, buscan el apoyo de especialistas para saber el por qué de la rebeldía de sus hijos a la hora de sentarse a la mesa.
Según el pediatra Juan Fernando Gómez, existen tres tipos de inapetencia: la fisiológica, la orgánica y la referente a los malos hábitos.
La primera es normal. Los niños, después de cumplir el primer año de vida, no crecen ni aumentan de talla como en los meses anteriores. “En esta etapa se desacelera su crecimiento y adquiere nuevas habilidades. El infante se interesa más por el juego y por el mundo a su alrededor que por la comida”, explica la nutricionista Sandra Morales.
Así mismo, disminuyen sus necesidades calóricas. En los primeros 12 meses, el pequeño requiere de 100 a 120 calorías por kilo, mientras que en la etapa preescolar entre 80 y 100, señala la nutricionista Adriana Cleves. Para ella, este descenso se refleja igualmente en las cantidades servidas. “La mamá piensa que el niño debe seguir comiendo igual que el primer año y esa disputa en porciones hace que rechace el alimento”.
La segunda inapetencia es la orgánica y suele ir acompañada de algún tipo de enfermedad, como problemas infecciosos en los riñones, en los pulmones o gastrointestinales. En los primeros 12 meses de vida, los bebés deben comer muy bien, indica el doctor Gómez. Si no quieren recibir leche materna o, entre los 6 y los 12 meses, ningún alimento, es prudente consultar con el pediatra.
El tercer tipo de inapetencia es producto de malos hábitos alimentarios. Por ejemplo, los menores consumen dulces y comidas de paquete en exceso. También influyen la omisión de comidas, la laxitud de los fines de semana respecto a los horarios, la poca variedad en el menú, el consumo de líquidos antes de una comida principal y una madre que no cambia la consistencia de los alimentos -le licua aún las preparaciones al niño de 1 año-, creando en el infante problemas de deglución, señala la nutricionista Sandra Morales.

Ideas para combatir la inapetenciaEs importante que en la lista de mercado se incluyan alimentos nutritivos de todos los grupos, para ofrecerle a su hijo un menú balanceado. Se aconseja preferir siempre lo natural que lo enriquecido o saborizado.
Para salir de la rutina y conquistar el paladar de su hijo, siga las siguientes estrategias:* Juegue con la variedad de la comida y sus preparaciones.* Presente los alimentos de manera creativa y divertida: arroz en forma de montaña, croquetas de papa, cangrejos de pollo, frutas con cara feliz, helados de yogur * Déle color al plato.* Respete los horarios de comida.* No le ofrezca al niño líquidos o alimentos antes del almuerzo o la comida.* Sírvale cantidades pequeñas.* Desde los 7 meses, comience a cambiar la consistencia de los alimentos que le ofrece.* Si no quiso recibirle el desayuno, ofrézcale la misma calidad de comida, pero en otra presentación.* Incluya en su plato alimentos crujientes.* Involúcrelo en la preparación de las comidas.* Si rechaza un alimento, no lo obligue en ese momento. Si ve que su prioridad es la alimentación, le ven su lado flaco y no comen. Hay que quitarle al niño la idea que para sus papás es muy importante que él coma. Esto es con el fin de evitar que los manipule a través de la comida. * Nunca le ruegue, lo obligue a comer o lo distraiga para que lo haga. Tampoco lo cucharee.* Debe aprender a comer en familia.* Limite el tiempo de comer. Mejore tiempos de ejecución con ayudas visuales (reloj). Pasados 40 minutos retire el plato.* Recuérdele las actividades que pierde o que podría hacer si comiera más rápido (salir a jugar).* Utilice siempre el comedor en las horas de alimentación.* Felicítelo cuando coma bien. * Un niño sano no necesita ningún tipo de complemento.

No hay que obligar ni pelearDATO. La alimentación es la primera forma de socializar al niño y de enseñarle a adquirir responsabilidades. Si se le obliga a comer o se le entretiene para alimentarlo, no aprende a disfrutar la comida. Por eso, se le debe enseñar que las horas de comida son un momento especial y hay que disfrutarlo. Por lo tanto, no es conveniente permitir o propiciar otras actividades dentro del horario de comida como ver televisión o jugar.

APRENDIENDO A COMER SOLO

La vida del bebé es un constante devenir de cambios. El niño no ha terminado de superar una etapa cuando ya se acerca la siguiente. Si cuando nacen hay que estar pendientes de todo, cuando crecen el asunto se complica, porque comienza la etapa de enseñarles los hábitos con los que se defenderán el resto de sus vidas.
Uno de los hábitos más importantes son los referentes a la alimentación, y lo primero que se debe hacer es enseñarles a comer por sus propios medios.
De nuevo, la paciencia es el mejor aliado. Cuando le entregue una cuchara por primera vez, lo más probable es que lance los alimentos, se ensucie y termine comiendo muy poco.
Para que el niño empiece a comer solo, se recomienda permitirle tener una cuchara, y que la persona que lo alimente tenga otra, para irle dando el alimento, mientras el niño aprende.
La sicóloga María Isabel Correa afirma que “una de las mejores formas de crear el hábito es hacerlo como un momento divertido, pero sin caer en el juego. No hay que permitirle jugar con la comida o que la tire intencionalmente del plato”.
Tenga en cuenta que para que el niño encuentre en el momento de la comida todo un placer, no hay que presionarlo ni torturarlo con normas de etiqueta. Permita que de vez en cuando tome un alimento con sus manos. Por imitación y sin presión, aprenderá a comer como los demás.
A partir de los 18 meses se debe empezar a incluir en la dieta los alimentos sólidos en trozos pequeños. Con la ayuda de un tenedor de puntas redondeadas, el niño podrá tomarlos.
Organice las horas de las comidas del bebé, para que coincidan con las de toda la familia. Si el niño utiliza una silla para comer, intégrela al comedor para que el niño se sienta incluido en el núcleo familiar. El momento de comer será agradable y esto lo motivará.
Una de las principales formas de hacer que el niño empiece a comer solo y con gusto, es darle alimentos agradables a su paladar. No lo obligue a comer esos platos que no soporta, por más nutritivos que sea.
La psicóloga María Isabel Correa dice que nunca debe dejarse que el niño empiece a chantajear a los padres con la comida, pidiendo cosas a cambio de alimentarse. La forma correcta de corregirlo es:
- No darle ningún tipo de recompensa por comer. - Dejarlo, e intentar que coma a una hora diferente. - No darle dulces poco antes de las horas de las comidas. - No demostrar que usted es el que necesita que él coma. Hágale sentir que el que se verá afectado es él.
Es común que los niños adquieran una comida favorita y la exija todos los días. Hay que complacerlos, sin dejar de darles otros alimentos; con paciencia, el niño aceptará que su dieta sea cada vez más variada.
Una forma de motivar al niño a comer es sirviéndole comida en trozos pequeños, que para él sean fáciles de tomar.
Nunca es muy temprano para formar hábitos. Así que establezca horarios de alimentación y reglas en cuanto a no ofrecer dulces antes de las comidas.
Debe dedicarse un tiempo prudencial para cada comida. Nunca hacerlo con afanes.
Tampoco permita el que el niño coma mientras ve televisión; debe entender que la comida tiene un tiempo y un lugar determinados.
Evite darles muchos líquidos en las comidas, que llena a los niños y no deja espacio para los alimentos.
Otra estrategia para involucrar al niño con la comida es permitiéndole entrar en la cocina y eventualmente ayudar de alguna mezcla o preparación sencilla.

Por: Catalina Jiménez Correa

NO AGREGUE SAL A LA COMIDA DEL BEBÉ

El bebé, al contrario de los adultos, no tiene una preferencia especial por lo dulce o lo salado; por esa razón, es mejor que el pequeño conozca por sí mismo los sabores, textura y color natural de los alimentos.
La alimentación del bebé durante el primer año es muy importante para su desarrollo y de los padres depende que su hábito alimenticio en el futuro sea saludable.
Los niños desarrollan sus papilas gustativas entre los 6 y los 24 meses de edad, que es cuando comienzan a descubrir el sabor propio de los alimentos. Por eso, cuando prepare las papillas, compotas u otra comida para el bebé no se guíe por su paladar, le va a parecer insípida y creerá que su hijo la va rechazar; no se preocupe, él se la comerá con agrado; el gusto o preferencia por los sabores lo irá adquiriendo su hijo a medida que va creciendo.
“La sal se debe adicionar en pequeñas cantidades en un niño mayor de un año”, explica Alicia Cleves, nutricionista infantil.
Es importante que los padres tengan en cuenta que el pequeño se inicia apenas a experimentar. Si se comienza a abusar con el uso de la sal en la dieta del bebé, es probable que el niño se acostumbre; sin embargo, esto puede traer consigo problemas de reflujos o gastritis a temprana edad.
Todo a su debido tiempoTanto para los padres como para los bebés comenzar una dieta a base de alimentos sólidos es un gran avance, es momento de compartir la mesa en familia y presentar a sus hijos otra manera de disfrutar la comida; también es cuando los padres deben dar ejemplo de buenos hábitos alimenticios. “El niño va comenzar a querer probar los alimentos del papá porque le gusta imitar y cuando descubre que los del papá tienen sal él ya no va aceptar los de él sin sal”, comenta Pedro Duarte, pediatra.
Al nacer, los niños tienen sus órganos aún muy inmaduros, lo que significa que no pueden hacer todas las funciones adecuadamente; a medida que pasa el tiempo, el desempeño se va perfeccionando. Los riñones son un ejemplo de esto, no pueden manejar grandes cantidades de sodio y cloro existentes en la sal porque pueden recargarlos.
El exceso de sal en la dieta del pequeño puede ocasionar problemas de presión arterial cuando esté grande. “Los alimentos sin adición de sal contienen de por sí sodio; por lo tanto, no se requiere adicionarles”, afirma la doctora Cleves.
Por su parte, Elizabeth Sanabria, nutricionista de la Fundación Cardio Infantil, advierte que es importante introducir los alimentos nuevos uno por vez, para que el niño comience a asimilar los sabores. “Se debe tener precaución y consumir azúcar o sal moderadamente, porque uno es el que está formando a los niños en los hábitos alimentarios”, y recomienda que a partir del año se puede empezar a incorporar sal a la dieta del bebé, pero en una medida muy baja.

Por: Ana María Gutiérrez de Piñeres Ch.

CUANDO LA ALIMENTACIÓN EMPIEZA A CAMBIAR

Cuarto mes:
El bebé debe recargarse de alimento por lo menos cada cuatro horas durante el día (unas cinco comidas), aun cuando por la noche no se despierte para comer.
La leche materna se acomoda automáticamente a sus necesidades. La leche, baja en grasa y calorías, que sale al comenzar, estimula al bebé para que chupe; mientras que sale al final de la comida, calma el apetito. Por eso, los niños criados al pecho tienen menos probabilidades de engordar demasiado.

Quinto mes:
Empieza la etapa de los sólidos y al comienzo el niño no va a comer. Los primeros meses de alimentación sólida la cantidad de alimento consumido no es muy importante siempre que se continúe dando el pecho o un biberón.
Antes de ofrecerle sólidos, lo primero que debe hacer es abrirle el apetito al niño, pero no debe llenarlo. Un buen aperitivo es una pequeña cantidad de fórmula o leche materna. Luego, ponga una porción diminuta entre los labios del bebé y déle tiempo de reaccionar. Si lo acepta, probablemente abrirá más la boca para el siguiente bocado. Un niño que esté listo para consumir alimentos sólidos pronto empezará a comer más de lo que escupe.

Sexto mes:
Puede darle al bebé algunos alimentos comerciales que no tengan sal ni sustancias químicas. La mayoría vienen listos para servir, en recipientes de porciones calculadas para el bebé.
También las frutas y vegetales envasadas poco después de cosechadas, porque retienen una buena proporción de sus nutrientes. Estos alimentos son uniformes en textura y sabor y son inocuos e higiénicos.
Evite ingredientes como azúcar o miel de maíz, sal fécula modificada, grasa y colorantes artificiales o preservativos.